He de confesar que correr en el País Vasco me motiva especialmente. No solo por los paisajes que te dejan sin aliento, sino por el factor humano: la forma en que te animan, te empujan y te arropan hasta la meta es algo único. Ya lo he vivido en otras ocasiones, y puedo confirmarlo una vez más: sois increíbles.
El 10 de octubre salimos desde Madrid rumbo al norte, las mochilas cargadas de ilusión y la cabeza llena de nervios. Me acompañaba mi incansable supporter, Pepi, en modo asistencia total —y muchos otros amigos empujando desde las redes—, dispuestos a vivir esta aventura compartida.
Quienes me conocen ya saben que esto forma parte de la carrera: contar y conectar desde dentro. Hacer partícipe a quienes están lejos la convierte en una experiencia aún más humana, más divertida, más viva.
La salida era en Araia, un pequeño pueblo alavés encajado entre montes y leyendas. Fundado hace siglos a los pies de la Sierra de Entzia, Araia prosperó gracias a las ferrerías que aprovechaban el río Zirauntza y fue paso estratégico en rutas romanas y carlistas. Hoy, sus calles empedradas son el prólogo perfecto para un reto que una edición más hará historia.
La noche olía a café y a nervios. El ambiente era puro fuego: frontales encendidos, abrazos apretados, olor a crema de calentamiento y promesas susurradas al oído.
A las 00:00 en punto del Sábado 11 de octubre, el rugido de los bastones marcó el inicio de los 101 km y más de 5.000 metros de desnivel positivo. Éramos 1.174 afortunados seleccionados por sorteo entre miles de solicitudes —porque esta carrera, que se celebra cada dos años, no se regala: se gana primero con suerte, y después con piernas y alma.
TRES GIGANTES Y MIL HISTORIAS
La Hiru Haundiak – “Tres Grandes”, no es una carrera, es un viaje entre tres titanes, y cada uno tiene su propia alma:
- Aizkorri, cuna de pastores y leyendas, testigo del sudor de miles de ellos.
- Anboto, la morada de Mari, diosa vasca que domina el viento y las tormentas.
- Gorbea, techo de Bizkaia y Álava, símbolo eterno de libertad y orgullo montañero.
El primer tramo transcurre entre risas, saludos y ganas de enfilar la subida al Aizkorri, ese arranque mágico donde aún hay piernas, ilusión y bromas entre corredores amigos, (David, Ruth ..). También, por qué no decirlo, algún que otro atasco que desespera a los más rápidos que salieron rezagados.
El recorrido alterna bosques cerrados, niebla y charcos de barro, hasta alcanzar la primera y más alta de las tres cimas. Allí, cientos de voluntarios y animadores lo daban todo: cencerros sonando, gritos, vítores y sonrisas que te empujaban como si fueras un héroe. Aquello era puro fuego, una Zegama en versión nocturna, con una luna llena colgada del cielo y una temperatura perfecta para correr.
Eran las 01:35 am, y pese a la hora intempestiva, el ambiente era de verbena. El calor de la gente, los ánimos, las luces en la montaña… todo sumaba.
Y gracias a ellos, pasamos el primer y más alto de los tres gigantes con el alma a tope y la cabeza encendida de emoción.
Click en imagen para ampliar
LOS PUEBLOS DEL CAMINO: ALMA, HISTORIA Y SOPA CALIENTE
La Hiru Haundiak hace kilómetros por las crestas de los tres grandes, sus pueblos, un recorrido de bosques encantados, cimas con panorámicas que se garban en la retina sobre senderos estrechos y pistas donde puedes correr y mucho, eres tú el que decide ir disfrutando de lo que te rodea o bajar la cabeza para darlo todo. 🤪
Bonitos pueblos en el recorrido y puntos de avituallamientos donde encuentras todo lo necesario, no falta de nada, líquidos, comida y los más importante «Voluntarios» llenos de ilusión por empujar y ayudarnos.
🏡 LEIVAR, ELGEA, LANDA, PTO. KRUTZETA, PAGOZELAN, OTXANDIO, (marcado por el primer bombardeo aéreo sobre civiles en Europa (1936). Hoy, su “bolsa de vida” ofrece caldos y sonrisas que curan más que las vendas) , UBIDE, ZUBILDE.. pueblos que además de ser puntos clave para nosotros tienen una bonita historia.
Cada pueblo fue una inyección de energía, un sol que ya castiga a medido día junto con el cansancio y ellos fueron la cuarta montaña: la que se sube con el corazón.
Correr, sentirte bien y seguir sumando kilómetros era algo que animaba mi cuerpo, mi mente con una gestión de comida que estaba funcionando 57Km en 8h35 con gran parte del desnivel hecho era toda una promesa de llegar a marcarme un muy buen tiempo en meta.
Click en imagen para ampliar
MI INFIERNO PERSONAL: AMPOLLAS Y ORGULLO
Coronando el Anboto me sentía en la cima del mundo, pero en carreras largas siempre hay extras con los que uno no cuenta, una bajada rápida y una zapatilla suelta me bajó de golpe: dos grandes ampollas que convirtieron cada paso en un suplicio. En Otxandio, con miedo a cambiarme decidí seguir sufriendo, comiendo un poco e intentando olvidar ese dolor continuo, debí haber seguido el consejo de mi supported .. cambiarme de calcetines y haberme dado crema posiblemente hubiera aliviado algo el dolor, la próxima vez intentaré seguirlos 😝, supongo no insistió bastante.
Los últimos 35 km fueron una mezcla de dolor, rabia y cabezonería vasca prestada. Perdí tiempo, puestos y algo de piel, pero nunca la voluntad. Porque en una ultra, no gana quien llega primero: gana quien no se rinde cuando todo duele.
META: MURGIA, EL ABRAZO FINAL
Cien kilómetros después, Murgia nos esperaba con olor a txakoli, pancartas y aplausos de pueblo. Este rincón alavés, fundado en el siglo XII y marcado por antiguas luchas entre bandos, lleva siglos siendo el corazón del valle de Zuya. Su plaza, presidida por la Cruz del Oñacino, fue testigo de una nueva batalla: la de los corredores que se niegan a rendirse.
Entre luces, gritos y sonrisas, llegó el momento más esperado: 16H 47m para ese salto final donde nada duele y todo se olvida. Siempre busco abrazos al cruzar la meta, porque son el mejor premio; abrazos que relajan, que calman, que te devuelven a la vida.
Y allí estaba ella, mi supporter, esa corredora incansable que me acompaña en cada locura. Nos abrazamos, y supe que todo había merecido la pena.
LA BOLSA DEL CORREDOR: UN TESORO DE MONTAÑA
La organización de la Hiru Haundiak volvió a brillar:
- Camiseta técnica Sport HG,
- Cinturón porta-bastones comodísimo,
- Caldos con proteínas (oro líquido),
- Patatas al vacío,
- Y una mochila chulísima que usamos como bolsa de vida y que quedará como recuerdo eterno.
Detalles que te hacen sentir que esta carrera no solo te exige: también te cuida.
LOS CAMPEONES DEL 2025
Son tod@s y cada uno de los que participaron aunque siempre los hay más rápidos, en este caso dos nombres grabaron su leyenda en esta Hiru Haundiak 2025
- 🥇 Julen Martínez de Estíbariz y 🥇 Ainara Arkarazo.
- Ambos demostraron que la montaña se conquista con humildad.
EPÍLOGO: ENTRE PUEBLOS Y CICATRICES
La Hiru Haundiak no es solo correr. Es dejarte algo en cada piedra y llevarte algo en cada mirada.
De Araia, la salida entre historia y sueños, a Murgia, la meta donde el cansancio se convierte en orgullo. Entre ambos, un país que te adopta, te reta y te cura.
Siempre en deuda con todos los que hicieron posible esta aventura: los que compartieron noche y risas, los que empujaron desde las redes, mi supporter fiel y, sobre todo, esos voluntarios gigantes sin los cuales esta carrera no existiría.
Las cicatrices se curan, el recuerdo no. Y aunque hoy duelan los pies, ya suena dentro la llamada del 2027. Porque cuando la montaña te adopta, sabes que siempre volverás.
AGRADECIMIENTO Y REDES SOCIALES
No puedo cerrar esta crónica sin mencionar al equipo organizador. Su trabajo es impecable, su entrega total y su pasión, contagiosa. Ojalá sigan así muchos años más, haciendo que esta locura llamada Hiru Haundiak siga latiendo con la misma fuerza.
Como muestra de cariño, aquí os dejo sus redes para que sigáis su trabajo y el de todos los que hacen posible esta aventura:
📸 Instagram → @hiru_haundiak_2025
📘 Facebook → Hiru Haundiak 2025
Y un agradecimiento muy especial al Club Organizador, la Sociedad Excursionista Manuel Iradier, auténticos guardianes del espíritu montañero:

📸 Instagram → @manuel_iradier
📘 Facebook → Sociedad Excursionista Manuel Iradier
Gracias por mantener viva la esencia de las montañas y por recordarnos que cada carrera es mucho más que correr.
👉 “¡Que Viva a los amantes de la montaña!” – «Gora mendi zaleak»
![]()












